
Insectos: los nuevos ingredientes en la producción de vacunas contra el COVID-19
29 julio, 2020La científica jefa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Soumya Swaminathan, ha señalado que la vacuna contra el coronavirus podría estar en el mercado a disposición de las autoridades sanitarias a mediados de 2021. De hecho, ahora hay unas 200 vacunas en desarrollo, y 23 de ellas se encuentran ya en las primeras fases de ensayo en humanos en las que se evalúan cómo reaccionan los pacientes. Moderna y la británica AstraZeneca Plc lideran la carrera, ya que sus proyectos se encuentran en los estudios avanzados.
La actual pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 ha puesto en evidencia que nuestro país no cuenta con plantas de fabricación de vacunas de uso humano, por lo que la producción nacional de la vacuna podría estar vinculada a las fábricas de vacunas veterinarias, una vez se adapten y certifiquen por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para la fabricación de vacunas de uso humano.
En este contexto, surge la compañía biofarmacéutica Algenex, especializada en la fabricación de proteínas para la obtención de vacunas. Esta empresa cuenta con la tecnología ‘CrisBio’, una plataforma tecnológica que permite producir proteínas para vacunas y otros productos biotecnológicos a partir de crisálidas de insectos, que ahora pueden ayudarles a conseguir una vacuna contra el coronavirus. Se trata de un tipo de producción simple, económica y escalable.

“La tecnología CrisBio de Algenex es capaz de producir proteínas para vacunas de manera más eficiente, económica y rápida que las tecnologías de expresión basadas en biorreactores disponibles en la actualidad”, dijo el Dr. José Escribano, fundador y CSO de Algenex. “Como resultado, Algenex está en una posición ideal para producir y suministrar grandes cantidades de proteínas a las compañías farmacéuticas que desarrollan y fabrican vacunas rápidamente y a precios competitivos. Esto permitiría una inmunización generalizada, en particular en países con economías débiles y sistemas de salud pública menos avanzados”.
El objetivo de usar esta tecnología es precisamente el de obtener el ansiado fármaco lo antes posible y con un proceso de producción fácil y barato. “En tres ciclos de cría se pueden obtener 250 millones de crisálidas. Si de cada una se pueden obtener entre 10 y 80 dosis vacunales, imagina la cantidad que se obtendrían en ese tiempo” añadió Escribano.
Si todo va bien, en noviembre estos científicos podrían tener ya una propuesta de vacuna contra el coronavirus para su paso a las fases clínicas. Esta empresa se une a la carrera contrarreloj que ha emprendido todo el mundo para encontrar una vacuna que permita poner fin a la crisis sanitaria creada por el covid-19.