
Europa avala el consumo del gusano de la harina
20 enero, 2021Finalmente, Europa avala el consumo del gusano de la harina. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado su primera opinión sobre un insecto comestible y ha concluido que el consumo humano del gusano de la harina no plantea problemas de seguridad, aunque puede provocar reacciones alérgicas. Esta evaluación es el primer paso para la autorización del gusano de la harina como «Nuevo Alimento» (Novel Food) y debe entenderse como una recomendación por parte de las autoridades competentes, lo que significa que todavía no se ha aprobado el consumo de este insecto por parte de la UE.
A partir de aquí, el asunto pasará a la mesa de los Estados miembros, que a nivel de expertos en el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos deberán votar a favor de autorizar su comercialización en un plazo de siete meses.
La opinión emitida por el organismo europeo es la primera desde que entró en vigor en enero de 2018 el reglamento sobre nuevos alimentos en la UE. Desde entonces, la EFSA ha recibido un “gran volumen” de solicitudes que cubren una “amplia variedad de nuevas y tradicionales” fuentes de alimentos, entre las que se incluyen productos derivados de plantas y algas, frutas no autóctonas e insectos comestibles. El gusano de la harina es el único que, de momento, ha superado el proceso de evaluación y que la agencia ha considerado como seguro para el consumo humano.
Ermolaos Ververis, oficial científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha declarado que: “esta primera evaluación de riesgo de la EFSA de un insecto como nuevo alimento puede allanar el camino para la primera aprobación en toda la UE”. Así, el alimento para el que se ha solicitado autorización se deshidrata para presentarlo con su forma de insecto o en polvo, con el objetivo de que sea consumido como snack o como ingrediente para otros alimentos. Sus principales componentes son proteínas, grasa y fibra.
El panel de expertos de la EFSA que ha evaluado la solicitud ha concluido que el consumo de este insecto “no es perjudicial desde el punto de vista nutricional”. Además, los estudios sobre su toxicidad han revelado que “no existen problemas de seguridad”. También descarta problemas en relación con la estabilidad del alimento siempre que éste cumpla los límites específicos planteados por la solicitud. Aunque sí ha advertido que puede provocar reacciones alérgicas a sus proteínas en personas que son alérgicas a los crustáceos o los ácaros del polvo.
Una industria con futuro
Alrededor de 2.000 millones de personas en más de 130 países ya comen insectos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, hecho que no se produce de forma amplia en Occidente.
Las larvas de insectos ya se utilizan en Europa y en otros lugares para la alimentación de aves y peces, así como para alimentos destinados a mascotas y a otros usos como fertilizantes, y la aprobación regulatoria podría estimular la inversión en este alimento nuevo. Los analistas de Barclays, el banco del Reino Unido, han estimado que el mercado naciente de proteínas de insectos a nivel mundial irá en aumento y en 2030 podría suponer 8 mil millones de dólares en términos de ventas.
Dado que la población mundial alcanzará los casi 10 mil millones para 2050, lo que aumentará las necesidades de producción de alimentos, los insectos se empiezan a considerar como una fuente de proteínas potencialmente buena, rica en vitaminas y minerales. A diferencia del pescado y el ganado, su producción ejerce poco impacto sobre el medio ambiente y se los considera una fuente de alimento sostenible.
La pregunta es si los consumidores europeos irán aceptando nuevos productos como la proteína de insectos en polvo en alimentos como hamburguesas y batidos deportivos. Giovanni Sogari, investigador social y de consumo de la Universidad de Parma, ha indicado que nuestro bagaje cultural y social nos hace percibir la experiencia de comer insectos como algo repelente. Sin embargo, ha agregado que “con el tiempo y la exposición, tales actitudes pueden cambiar”